La clavelina, a primera vista, parece un ramillete de delicadas flores de vidrio. Pero nada más lejos de la realidad: estos animalillos pertenecen al misterioso grupo de las ascidias, y están compuestos por una colonia arracimada de briozoos cilídricos y transparentes adheridos al sustrato.
Cada uno de dichos briozoos mide aproximadamente 3 cm. de altura, y se reconocen gracias a las delicadas líneas blancas que bordean su cuerpo y sus dos aberturas: el sifón bucal y el sifón atrial, por el que absorbe y expulsa el agua cargada de alimento. Estos sifones son los que dibujan el bello trazado circular de las clavelinas
La clavelina también se conoce con el nombre de bombilla de mar, y bien parece que desprenden una luz similar al del filamento de una bombilla, creando a su alrededor un difuso resplandor blanquecino. Cuando se halla en estado reproductor, los huevos amarillentos en desarrollo destacan dentro de la cavidad de su cuerpo, dándole una tonalidad más cálida a su habitual blanco tungsteno.
Atención: Las larvas, que son de vida libre, nadan durante unas horas y después se fijan al sustrato, ploch, para formar una nueva colonia de bombillitas marinas.