5/15/2015

Tortuga boba (Caretta caretta)


¿Por qué la llamarán tortuga boba, si tiene una cara de lista y espabilada que no puede con ella? La pesada y a la vez elegante silueta de la Caretta caretta es uno de los emblemas más simpáticos del océano, y uno de los encuentros más interesantes a los que podemos aspirar.

La tortuga boba pertenece a la familia de los reptiles marinos y es el quelonio de caparazón duro más grande del mundo: pesa entre 80 y 200 kilos y mide entre 70 y 90 cm, ahí es nada. ¡Y lo rápido que nadan, para ser tan pesadas! La propulsión de las aletas delanteras unida a la forma hidrodinámica del caparazón la impulsan con gran eficacia... sin embargo, si veis a una tortuga pataleando como pollo sin cabeza y con las aletas delanteras pegadas al cuerpo, no cabe duda: se trata de un ejemplar juvenil que todavía no ha desarrollado sus capacidades natatorias. Qué monada.


La tortuga es un animal de costumbres diurnas y tiene preferencia por las aguas cálidas, ya que las frías le sumen en una especie de flotante letargo. Lo que viene siendo una tortuga pasmada. Las tonalidades con que se decora son bellas y muy terráqueas: amarillo, anaranjado, y marrón rojizo son algunos de los colores de su paleta.

Pese a lo monas que son y lo familiares que nos resultan, las tortugas son animales territoriales con tendencia a agredirse entre ellas por el dominio de las mejores zonas de alimentación. Su menú no es precisamente selectivo: desde medusas hasta bivalvos, anémonas, pulpos, peces e incluso otras tortugas bebés, nada escapa del pico hambriento de la tortuga boba. En ocasiones se la ha visto soltando tariscos a ejemplares juveniles de tiburón. Posiblemente tampoco haga ascos al dedo de un buceador si se le pone a tiro, así que ojito con la careta. 


La tortuga adulta no tiene muchos depredadores (tiburones, orcas, algunas focas... con ella sólo se atreven los profesionales) pero son tremendamente frágiles en su etapa infantil y sus nidos quedan muy expuestos en la playa y son frescuentemente saqueados. Por eso las hembras ponen cientos de miles de huevos, en uno de los desoves más espectaculares del reino animal. Es pura estadística que alguna cría sobreviva y se convierta en ejemplar adulto y acorazado.

Atención: la tortuga boba está en serio peligro de extinción por la acción del hombre.